LA NOSTALGIA ES EL SUSPIRO DEL INSOMNE

12.20.2010


Esto que hoy siento
no se va a ir con el viento
Últimamente me despierto
extrañando tu cuerpo

Suspiros enamorados
de un amor inesperado
Eso me dijiste y yo quede
como un tarado

Esta vez prefiero no pensar
Para no aflojar

Cuando veo al fuego
solo pienso en verte de nuevo
Es que en el mundo entero
no hay nadie con tu pelo

Me escaparía del mundo
con vos si fuese necesario
y que entre los besos
se nos pasen los años

Esta vez prefiero cantar
Esta vez prefiero amar
Para no sangrar

Esto que hoy siento
no se va a ir con el viento
Últimamente te llevo conmigo
en todo mi cuerpo

11.30.2010


Quiero ver de nuevo el sol
dentro de tu habitación
y quiero salir a comprar
el café para los dos
Quiero volver a bailar
con tus miradas de amor
y volver a suspirar
cuando un beso dice adiós

Adios, nuevo amor

Quiero salir a volar
de la mano de una flor
y volver para encontrar
en tus brazos el calor
Quiero meterme a nadar
en tus noches de placer
y escaparnos a un lugar
a mirar amanecer

Y crecer, con vos

Y si hoy quiero me quedo a dormir
esto no es un capricho

Hoy quiero bañarme, con vos

11.12.2010


www.soundcloud.com/martingrossman
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11.10.2010


50 pesos que se hacen añicos en un bolsillo y 2 heridas semanales alcanzan para conocer la palabra ILUSIÓN. Y no creas que no vale decir que todos los viernes me dejas igual y que todos los sábados te hago canción.

Te odio los domingos, te olvido los lunes y los jueves me quiero matar.

8.11.2010


Existen imanes con forma de V y existen imanes de los que los ferreteros no hablan. Y no es que los ferreteros no hablen.
Yo siempre quise ser una tuca, porque sería la alegría de miles de drogadictos, o solamente uno. Pero siempre sería la alegría. Y al fumarme me consumiría, pero con mi muerte ayudaría a una causa mayor: la locura. Sería una tuca re simpática, hasta cariñosa, de esas que no son del todo tucas, pero siempre dispuesta a ser fumada, porque esa es mi finalidad; soy una tuca.

BillyBoy

7.19.2010


Mi vida depende de los números, una distracción alcanza para viajar en el tiempo y volverme insuficiente. Y no logro alejarme de estos números que me atan a una falsa vida y no hacen otra cosa que separarme más y más de todo aquello que aprecio. Maldigo el día en que desperté en este cuerpo. Maldigo el día que aprendí a leer, y maldigo el día en que aprendí a sentir.

4.17.2010


Daniel Limar es un muchacho de veintiséis años ignorado por el resto de la sociedad. Se podría decir que es un hombre invisible.

Daniel se despierta.

En el baño, se mira fijamente en el espejo pero no se reconoce; siente que el reflejo le es completamente ajeno y que ni los movimientos se asemejan a los suyos. Hace treinta días que no se encuentra en ningún lado, siempre cree ver una persona distinta, cualquiera, menos él.

Sus ojos dicen más que su boca, hasta sus labios dicen más que su boca, su boca que nunca emite sonido alguno.

Daniel camina.

A las doce en punto del mediodía, Daniel sale a caminar sin rumbo. Hasta el cansancio. Camina esquivando a la gente que lo empuja ignorándolo, o que simplemente no puede verlo.

Se mueve sin intención, solo deja a su cuerpo en libertad, y éste se aprovecha como si intentara escapar, y se podría decir que lo logra. Por lo menos logra escapar de su vida en los sueños y de la pesadilla cotidiana.

Todos los días se encuentra a sí mismo escuchando los lamentos de la casa vacía.

Son las seis y veinticuatro de la tarde y Daniel se detiene en medio de Plaza Italia. Un escalofrío que le recorre la espalda y un nudo en su garganta lo obligan a tirarse al suelo, con la cabeza entre las manos, y llorar.

Abre los ojos y se asoma al cordón de la vereda para pedir un taxi. Increíblemente, uno acude. Las miradas con el taxista se cruzan y se da a entender que no tiene adónde ir.

El auto le produce una sensación de paz interior, una desconocida paz interior.

El taxista maneja durante media hora hasta detenerse frente a un bar. Llegamos, le dice. Daniel saca del bolsillo izquierdo de su campera un billete de cien. El tachero lo ataja –No es nada, andá tranquilo, tomalo como un favor.

En la puerta se leía un cartel luminoso que exclamaba “No se aceptan originales”. Al abrir la gran puerta de metal pudo darse cuenta de que el bar no era nada excepcional, lo único extraño era el hombre sentado en la barra.

-¿Que hacés acá?

-El destino me dejó en la puerta.

-La muerte querrás decir.

-Sí, da igual, al final es lo mismo.

-Éste no es el final, es el comienzo.

-¿El comienzo de qué?

-Ya te vas a enterar, mientras tanto, levantá la cabeza al caminar, sonreí cuando te mires al espejo y lo más importante, no pienses. Vas a empezar a notar la diferencia.

Esto significó un cambio radical en la vida de Daniel Limar. Ahora la persona en el espejo le devolvía las sonrisas. Daniel iba caminando por la calle y la gente lo saludaba como si nunca hubiera sido un hombre invisible. También empezó a viajar en colectivo, en subte y siempre tenía un rumbo definido. Consiguió el teléfono de una chica en un bar y realmente sentía que la vida le estaba dando una segunda oportunidad.

Pero esto duró un mes aproximadamente. Un sábado a las seis de la mañana el sonido del timbre despertó a Daniel, pero decidió ignorarlo. Sonó de nuevo. Se puso la bata y abrió la puerta. El taxista lo esperaba con una carta entre las manos.

“La felicidad que experimentó estas últimas semanas fue solo una demostración de lo que es estar del otro lado del plano. Una demostración de lo que es tener el control sobre la vida de uno mismo. Si quiere un poco más de esa sensación, búsqueme en los bancos de la Plaza Flores, yo estaré esperando sin importar la demora.

R. K. Alonso”

En ese momento, a Daniel se le cruzó por la cabeza la posibilidad de que ese tal Alonso fuera el hombre que había conocido en el bar aquella noche.

La carta lo mantuvo meses sin dormir, la buena vida ya no era tan buena y las sonrisas parecían falsas. Los vecinos ya no eran tan amigables y los transportes públicos no lo dejaban pensar.

Pensar, eso fue lo que destruyó la buena vida, pensar siempre fue el problema.

El precio del pensador es la soledad, la melancolía.

Las horas se iban mientras Daniel pensaba qué era lo que había querido decir Alonso con “estar del otro lado del plano”. La respuesta solamente la podía encontrar en Flores.

La Plaza Flores no es muy amigable a las dos de la madrugada. En el banco más alejado a Rivadavia, Daniel pudo encontrar al hombre del bar. Por primera vez lo estudió con la mirada, era ciego, de ochenta años aproximadamente.

Antes de que Daniel pudiera pronunciar palabra alguna, el viejo le hizo señales para que hiciera silencio.

–En el bar de enfrente vas a poder encontrarte, y con ese encuentro, pasarás automáticamente al otro lado.

-¿A qué otro lado? -preguntó sintiendo como si algo dentro suyo pidiera a gritos salir.

–Al otro lado del espejo, vas a dejar de ser un simple reflejo y vas a poder decidir el rumbo de tus caminos.

Sin dudar ni un segundo, el reflejo de Daniel Limar corrió hasta la puerta del bar. El café le resultaba extrañamente conocido, no porque ya hubiera estado ahí, sino que sentía que él había estado pensando en ese bar durante meses, aún sin siquiera conocerlo.

Exactamente enfrente de la puerta por la que Daniel había ingresado, se hallaba otra, por la que entró un muchacho completamente desconocido.

Se sentaron en la misma mesa, enfrentados. Se miraron. Durante horas se miraron, buscando una mínima similitud, una garantía de que eran la misma persona.

El medio día llegó y ellos seguían mirándose. Daniel se dio cuenta de que lo único familiar en el otro, eran los ojos. Unos ojos llenos de angustia y dolor. Ojos que escondían caminatas eternas y llantos desconsolados. Le era tan ajeno como siempre lo había sido, ya que Daniel nunca pudo ver sus propios ojos, nunca se conoció la cara. Sin previo aviso, agarró un cuchillo de la mesa y apuñaló al original en el corazón.

Un sentimiento de culpa y miedo se apoderó de él instantáneamente. Había matado al original, a su reflejo. No sabía qué consecuencias podría traer eso en su vida, tal vez seguiría encontrándose con desconocidos en las vidrieras de los locales y las ventanas de los autos.

Desde ese día, Daniel no pensó más.

Ahora camina con un rumbo determinado, saluda a la gente por la calle, sonríe a las señoritas que pasan a su lado y cada tanto se cruza al taxista, que lo saluda con una sonrisa en los labios. Pero nunca más se encontró en ningún espejo. Tal vez Daniel era el reflejo de una generación. Una generación que murió junto con él en aquel bar infernal.


no todo es
lo que parece
no todo es
como crees

querés vivir
y ver el mundo
querés crecer
querés amar

todo va bien
hasta un punto
después caes
en la verdad

es ese cruel
humano mundo
que nos toco
por realidad

y si querés saber
que es lo que te va a pasar

mira al de al lado
cuidado que sabe matar

y otra vez
estas desnudo
peleándote
para morfar

si no crees
en este mundo
sabe bien que
sos uno mas

y si querés saber
que es lo que te va a pasar

mira al de al lado
cuidado que sabe matar

3.03.2010

Tengo miedo. La vida se me va y no recuerdo mis sueños. De joven soñaba con un futuro que olvide con el tiempo. Y el tiempo me hace soñar un pasado que ya perdí.

Mi cuerpo se deteriora, mi mente pierde velocidad, mi alma está cansada. Vivir cuesta vida, y yo la desaproveche.

Décadas pasaron desde mi última sonrisa. Siete largas décadas desde el último rastro de pasión.

Perdí la juventud el mismo día que encontré el amor. Y perdí el amor el mismo día que conocí el rencor. Una vida llena de amor y rencor, no merece ser vivida. Pero yo lo intenté, como siempre, nadando contra la corriente.

Ahora me encuentro solo, entre estas cuatro paredes, esperando mi descanso. Si tuviera la oportunidad cambiaría todas las decisiones que tomé en mi vida, pero no sirve llorar sobre la leche derramada, por mas que esta leche sea lo mas valioso.

Me doy tanta pena, en el espejo veo un pobre viejo que ya no quiere más. No tengo a nadie, solo a los personajes de mis libros. Y lo único que dejo en el mundo son tangos de amores inventados y de una felicidad sospechosa para aquel que me conoce. Fingir es bueno hasta que se hace costumbre, y la costumbre es buena mientras nos haga felices.

¿Para que fingir en mi último texto? Estoy como me describo porque siempre me creí equivocado. No podía entender que querer cambiar el mundo no era una perdida de tiempo, me decía a mi mismo: “dejáte de pavadas, el mundo es lo que es y no va a cambiar por mucho que lo desees, mejor concentráte en trabajar para tu futuro.” Lo que no sabía en ese entonces, es que el futuro avanza constantemente, y era un perro corriendo un auto que nunca iba a alcanzar. El futuro se escapa, dejándonos en el presente, y eso de joven no lo supe entender.

Estos días, luego de comprender que desperdicié mi vida, intente sentir los ideales de mi juventud, pero ya no estoy para esos trotes. Querer cambiar el mundo quita el sueño, y dormir es lo único que me queda, no quiero morir despierto. No quiero darme cuenta de que en mi último segundo de vida estoy en una habitación vacía, completamente solo en el mundo.

Tal vez Dios me de otra vida para hacer las cosas bien, o tal vez no me la de porque sabe que me volvería a equivocar, es que algunas personas estamos condenadas a pasar toda la eternidad ciegos y con las manos atadas.

1.26.2010


quisiera sentirte
morderte los labios
susurrarte al oído
y que pasen los años

vivir en tus ojos
y dormir en tus brazos
despertar en tu cama
con el calor de tus manos

recorrerte la piel
todas las mañanas
y que todas las noches
te sientas amada

que tu sonrisa
ilumine mi casa
y nuestros besos
nos hagan volar

1.07.2010


Siempre quise ver
mas alla de sus ojos
siempre quise saber
algo mas

de lo que mostraba
con esa mirada
de como sentía
la soledad

A veces me duermo
echando un suspiro
creyendo que nunca
voy a lograr

comprender sus miedos
sus sueños dormidos
ni como sentía
la soledad

Me gusta creer
que es una princesa dormida
y aun tiene tiempo para despertar
de eso que ella llama vida
y no hace mas que hundirla
un poco más